Jeremy Rifkin: las revelaciones de un visionario.


“Sólo saldremos de la crisis cuando se produzca la tercera revolución industrial, la democratización de las energías renovables”

Economista e investigador, este estadounidense residente en Virginia ha sido capaz de adelantar algunos de los cambios sociales más importantes de las últimas décadas. La repercusión de las redes sociales e Internet, son solo algunos ejemplos.

J. Rifkin sostiene que el inicio de la crisis económica mundial que ahora vivimos comenzó en julio de 2008 cuando el barril de petróleo alcanzó los 249 dólares. Un precio inasumible para una economía de los estados dependiente totalmente de los combustibles fósiles. El elevado coste de esta energía repercutió en la industria que se vio amenazada y a merced de la cotización del crudo. Las meras especulaciones sobre la cotización del petróleo hizo tambalear la industria y por consiguiente los medios productivos generadores de riqueza de las naciones y estado. Frente a este problema, poco se podía hacer. Pese a la menor demanda de crudo por parte de los tradicionalmente países desarrollados en Europa y los Estados Unidos, debido a la fuerte contracción de sus sistemas productivos reflejado en el P.I.B., el precio del petróleo, elemento determinante el funcionamiento de las economías, no dejó de bajar por mucho que disminuyera la demanda en los países desarrollados. La causa hay que buscarla en la creciente expansión industrial de países emergentes, como China o la India, con una alta demanda de crudo que para los países productores viene a suplir la rebaja en las ventas a Europa y Norteamérica. La dependencia energética lastra y perjudica severamente los modelos sociales cuyo deterioro es una mera cuestión de tiempo.

La primera Revolución Industrial fue la del carbón en Inglaterra, que propició la alfabetización de las masas, la segunda Revolución Industrial se inició en Alemania con la invención del motor de explosión. Fue la era del petróleo en la que todavía hoy, después de un siglo, nos hallamos inmersos. La tercera, la que según J. Rifkin será nuestra salvación, es la de las energías renovables, en la que resultan vitales la energía eólica, solar y el hidrógeno, principalmente, los cambios en el poder y la red social; explicando por qué.

No solo es eso, algo en lo que todos podemos pensar visto el insostenible deterioro que ha experimentado nuestro planeta en el último siglo en comparación con los cientos de miles de millones de años anteriores en los que se han producido cinco periodos de extinción masivos. Nosotros seremos los siguientes si no actuamos ya.

La gran aportación del conocimiento de J. Rifkin radica en lo que el denomina la democratización de la energía. Hasta ahora la energía como tal está en manos de unos pocos que hacen que todo el planeta se arrodille a sus pies. Ellos y solo ellos manejan el mundo a su antojo propiciando cambios económicos, políticos y sociales sobre los que el común de los mortales no tiene ningún control, ninguna posibilidad. Es la dictadura de los dueños de la energía, por delante de los mercados, aunque estrechamente vinculados. Ese es el verdadero centro de poder. Ya se sabe lo que ocurre cuando el poder está en manos de alguien único en exclusiva, que el resto sale perdiendo. Es un problema de magnitud mundial.

La alternativa de J. Rifkin está en romper con los núcleos de poder que monopolizan la energía haciéndonos “pasar por el aro” en las condiciones que ellos diseñan a la medida de sus intereses y prioridades. El modo es individualizar la producción energética de manara que cada edificio, cada comunidad, cada empresa produzca la propia energía que consumir a un coste específico mucho menor tras una inversión en energías verdes que según concienzudos estudios se amortiza en siete años. A groso modo, a partir de ahí con el ahorro en el coste energético bajarían también los costes productivos y de modo general el precio de la energía el estar mucho más estandarizada y más sujeta a la competencia. La guinda al pastel sería algo que ya se está comenzando a hacer en los Estados Unidos y en algunos “lander” alemanes. Los particulares generadores de energía, mediante paneles solares en sus viviendas, fuentes eólicas comunitarias o otros sistemas alternativos sujetos a valoración y estudio, venden la sobrante a través de la red social. Algo que hace diez años era utópico e imposible de realizar. Hoy tenemos la tecnología para hacerlo, hagámoslo, dice J. Rifkin.

Todo esto nos llevará a vivir de modo diferente que cambiará los viejos modelos estructurales hoy vigentes hacia un nuevo orden mundial que dejará atrás viejas creencias e ideas obsoletas y en el que nadie ni nada saldrán perjudicados. Un modelo de abastecimiento energético “democratizado” crearía millones de nuevos puestos de trabajo en un sector por desarrollar haciéndolo extensible a todas las áreas del planeta, tal como ocurriera en las dos revoluciones industriales anteriores. Si el límite a la situación actual de crisis energética por los elevados costes de la materia energética es la degradación del planeta y lo que estén dispuestos a rentabilizar los grupos jerárquicos sus explotaciones energéticas para rentabilizar al máximo sus explotaciones, este nuevo modelo acaba de raíz con estos dos males.

Se acabaron para siempre los decadentes sistemas políticos de derechas o izquierdas, ya que se abre un nuevo sistema que reformulará los equilibrios geopolíticos del planeta renunciando a construir grandes centrales por otras mucho más pequeñas y autosuficientes. Este será, según J. Rifkin el motor que establezca una nueva era, la tercera Revolución Industrial.



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